21 de julio de 1700. En Santo Domingo, en la República Dominicana, nace un niño. Pero no en una casa, no, sino en una plantación de azúcar. Este niño es hijo de dos esclavos y su nombre es Antó.
Antó creció en plantaciones trabajando y derramando sudor. Pero se cansó, y con 18 años recién cumplidos corrió de la plantación para liberar a su pueblo. En Santo Domingo buscó ayuda de cimarrones para entrenarse y poder luchar contra los esclavistas.
Con 28 años ya, experto en el manejo de la espada y pistolas y, como no, en la lucha cuerpo a cuerpo, asaltó la plantación de la que escapó junto a un grupo de cimarrones. Encontró a sus padres, a los que liberó junto a los esclavos de la plantación.
A partir de ahí empezó a hacer negocios con el azúcar de la plantación y, con 31 años, consiguió el dinero suficiente para comprarse un barco. ¿Y para qué quería un barco? Porque Antó sabía cuál era su objetivo en la vida; viajar por el Caribe junto a sus compañeros cimarrones para liberar esclavos de plantaciones, subastas o incluso de otros navíos, llegando casi a ser un pirata.
A los 50 ya decidió que era suficiente y se fue a Jamaica para vivir con su esposa, también esclava liberada. Pero sus compañeros siguieron haciendo del Caribe un lugar libre gracias a su barco.

                                                                        FIN

Autor: Rubén Cervantes Vidal

23 DE ENERO DE 1945
Todo da vueltas en mi cabeza, ¿Por qué? ¿Por qué a mí? Esas preguntas rondaban por mi mente mientras me dirigía a aquel calabozo, donde posteriormente llegaría mi hora ¿El motivo? Defender mis creencias. Así es, como mi madre me anunció apenas unos días, la orden religiosa del pueblo vino a proponerme unirme a las hermanas de esta, a lo que yo me negué ¿Si me arrepiento? Lo mas mínimo, prefiero ser una presa feliz a una monja infeliz.
16 DE MARZO DE 1945
Hoy a vuelto a venir el cura del pueblo, ha repetido las mismas palabras que repite todas las semanas,``Unete a nuestra orden y todo tu sufrimiento acabara, serás libre de nuevo, veras a tu familia y sobre todo te perdonaran la vida.´´ A lo que yo todas las semanas respondía ``No, nunca dejare de ser yo misma, prefiero morir a pasar un solo segundo en ese lugar. ´´El cura solo reía y se marchaba hasta la semana siguiente y así semana tras semana...
4 DE AGOSTO DE 1945
Ya han pasado varios meses desde que entre aquí, mamá a venido a visitarme ya que ayer fue mi decimonoveno cumpleaños, ha pasado toda la tarde aquí. Sonreía, falsamente pero sonreía. También ha venido el cura, me regaló una biblia y un rosario, como si los fuera a usar.

9 DE DICIEMBRE DE 1945

Y como todas las historias, mi historia también tiene un fin. Dentro de dos semanas me fusilarían en el patio trasero, pero no tengo miedo ni siento tristeza al contrario estoy tranquila y orgullosa de mi decisión.

15 DE DICIEMBRE DE 1945

Querida mamá, se que leerás esto tranquila estoy bien, siento haberte defraudado a ti, a papá y a los pequeños...Pero lo siento, no permitiré que aquellos que no le dieron trabajo a mi padre cuando lo necesitó, que no permiten que mis hermanos pequeños tengan una educación decente se den el lujo de arrebatarme la vida. No me olvidéis por favor, ni olvidéis que siempre os quise no hubo día en el que no os recordara y no me derrumbara, pero me mantuve fuerte por vosotros.
Os quiero familia.

Estas hojas fueron encontradas junto al cadáver de la joven republicana Camila Rosendo de diecinueve años, la cual la noche previa a ser fusilada se ahorco con un rosario en su celda el 15 de Diciembre de 1945.

Cristina Sanleandro Pastor 3º ESO

Tras el fallecimiento de mi abuelo, mi abuela y yo decidimos empaquetar y guardar todos los objetos personales de su casa con el fin de trasladarlos a la casa de mis padres. En un cajón me encontré una cruz esvástica Nazi, por detrás llevaba una inscripción, las iniciales de GL, que coincide con el nombre de mi abuelo Guillermo López. Tras verlo, me quedé petrificada solo de pensar que él pudo participar en el bando de la Alemania Nazi. Sin decirle nada a mi abuela, me llevé la cruz para investigar más acerca sobre esta historia. Investigando en Internet encontré que esta cruz pertenece a la Legión Cóndor, esta legión caracterizada por su aviación fue una de las ayudas decisivas que contribuyeron a que el bando sublevado ganase la guerra civil Española. El hecho más destacado fue el bombardeo de Guernica el 26 de Abril de 1937 en el que murieron alrededor de 130 personas, este bombardeo fue clave para las prácticas Alemanas que utilizaron en la Segunda Guerra Mundial. Pintores destacados como Pablo Picasso inmortalizaron el horror de este hecho.
Llevaba ya días dándole vueltas a la cabeza, que compartí con mi madre. Tras comentarle todo lo que había averiguado sobre la cruz de la Legión Cóndor, mi madre estaba tan sorprendida como yo, a si que sin dudarlo finalmente le preguntamos a mi abuela la historia que se escondía tras mi abuelo. Mi abuela se sorprendió que descubriéramos esa cruz y nuestro interés por ella, con lágrimas en los ojos pero con una sonrisa burlona procedió a contarnos la historia.
-Tu abuelo, mis niñas, fue soldado de la 11ª división del Ejército Popular de la República, una de las mayores fuerzas de tropas de choque de las ofensivas republicanas. En uno de esos enfrentamientos combatió con varios soldados de la Legión Cóndor, sin embargo todo su escuadrón fue abatido, pero tu abuelo fue perdonado por uno de los comandantes Nazis. Por extraño que parezca, el comandante Nazi y tu abuelo entrañaron una gran amistad hasta tal punto que desertaron para ayudar a los civiles españoles. Pero poco antes de que acabase la guerra civil, unos soldados republicanos les sorprendieron y dispararon al Alemán, que antes de morir le dio a tu abuelo la cruz que llevas en tus manos con la coincidencia de que su nombre era Günther Lützow. Gracias a esta cruz, tu abuelo y yo pudimos vivir felizmente hasta que la muerte nos separó. Tenéis que saber que tras ganar el bando de Franco, todos los republicanos y sus familiares eran condenados y enviados a la cárcel de por vida, pero cuando vinieron a por nosotros, les enseñó la cruz, y finalmente nos escapamos. Tu abuelo siempre vivió con el recuerdo de este gran hombre que no fue capaz de contárselo a nadie, salvo a mí.
La expresión de mi madre y la mía cambió por completo al escuchar esta historia y llegamos a una conclusión. No hay que juzgar a una persona sin conocer la verdad de su pasado. La historia solo la conocen aquellos que la vivieron dependiendo del lugar y el momento que se cuente, nada es lo que parece.

Autora: Isabel Giménez Berbel, 2º Bachiller A

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