Tras el fallecimiento de mi abuelo, mi abuela y yo decidimos empaquetar y guardar todos los objetos personales de su casa con el fin de trasladarlos a la casa de mis padres. En un cajón me encontré una cruz esvástica Nazi, por detrás llevaba una inscripción, las iniciales de GL, que coincide con el nombre de mi abuelo Guillermo López. Tras verlo, me quedé petrificada solo de pensar que él pudo participar en el bando de la Alemania Nazi. Sin decirle nada a mi abuela, me llevé la cruz para investigar más acerca sobre esta historia. Investigando en Internet encontré que esta cruz pertenece a la Legión Cóndor, esta legión caracterizada por su aviación fue una de las ayudas decisivas que contribuyeron a que el bando sublevado ganase la guerra civil Española. El hecho más destacado fue el bombardeo de Guernica el 26 de Abril de 1937 en el que murieron alrededor de 130 personas, este bombardeo fue clave para las prácticas Alemanas que utilizaron en la Segunda Guerra Mundial. Pintores destacados como Pablo Picasso inmortalizaron el horror de este hecho.
Llevaba ya días dándole vueltas a la cabeza, que compartí con mi madre. Tras comentarle todo lo que había averiguado sobre la cruz de la Legión Cóndor, mi madre estaba tan sorprendida como yo, a si que sin dudarlo finalmente le preguntamos a mi abuela la historia que se escondía tras mi abuelo. Mi abuela se sorprendió que descubriéramos esa cruz y nuestro interés por ella, con lágrimas en los ojos pero con una sonrisa burlona procedió a contarnos la historia.
-Tu abuelo, mis niñas, fue soldado de la 11ª división del Ejército Popular de la República, una de las mayores fuerzas de tropas de choque de las ofensivas republicanas. En uno de esos enfrentamientos combatió con varios soldados de la Legión Cóndor, sin embargo todo su escuadrón fue abatido, pero tu abuelo fue perdonado por uno de los comandantes Nazis. Por extraño que parezca, el comandante Nazi y tu abuelo entrañaron una gran amistad hasta tal punto que desertaron para ayudar a los civiles españoles. Pero poco antes de que acabase la guerra civil, unos soldados republicanos les sorprendieron y dispararon al Alemán, que antes de morir le dio a tu abuelo la cruz que llevas en tus manos con la coincidencia de que su nombre era Günther Lützow. Gracias a esta cruz, tu abuelo y yo pudimos vivir felizmente hasta que la muerte nos separó. Tenéis que saber que tras ganar el bando de Franco, todos los republicanos y sus familiares eran condenados y enviados a la cárcel de por vida, pero cuando vinieron a por nosotros, les enseñó la cruz, y finalmente nos escapamos. Tu abuelo siempre vivió con el recuerdo de este gran hombre que no fue capaz de contárselo a nadie, salvo a mí.
La expresión de mi madre y la mía cambió por completo al escuchar esta historia y llegamos a una conclusión. No hay que juzgar a una persona sin conocer la verdad de su pasado. La historia solo la conocen aquellos que la vivieron dependiendo del lugar y el momento que se cuente, nada es lo que parece.
Autora: Isabel Giménez Berbel, 2º Bachiller A