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Categoría: Rincón Creativo
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Recopilación de escritos de alumnos de 1º de Bachillerato.

 

Eva Granados Meroño 1º BA

Mi rebeldía y yo

Estaba en mi casa, sí allí en ese pueblo de Zaragoza que tanto odio, escuchando “The 1975”, un grupo de rock que me salva de esos continuos gritos que tengo que aguantar de mis padres, con ganas de cruzar la puerta de esta casa y no volver nunca. A veces envidio a mi hermano, sí a él, a Javi, se fue a Madrid en cuanto pudo y ahora lo comprendo. Bueno, se me olvidaba presentarme, no hay mucho que contar la verdad, soy Alex, un chico de 18 años que nací en este barrio de Zaragoza. Mi vestimenta es simple, suelo llevar camisetas oscuras con unos vaqueros y alguna que otra bota. Me da igual que piense la gente de mí, los únicos que me importan son esos que me apoyan y aceptan como soy. En cuanto a mis amigos, Sara, Irene, Alberto y Miguel, sí esos que me hacen desconectar del mundo y los únicos que me hacen sacar una sonrisa. En fin, no hay nada interesante en mi vida, estoy cansado de soportar los gritos de mis padres, esta gente, este barrio, el mundo en el que vivo. Paro de escuchar “The 1975”, ya que he quedado con Miguel para ver nuestra serie favorita, “One Tree Hill”, bueno sí él, os lo presento, es mi mejor amigo, él es el típico chico que toda chica quiere, deportista, gracioso, rubio y con ojos verdes. Además, él viste bastante bien, pero a pesar de esto nos parecemos bastante, en cuanto a gustos. Su grupo favorito es “The 1975” y su serie “One Tree Hill”, igual que a mí. Bueno a lo que iba, he quedado con Miguel, salgo de mi casa con un simple adiós. Al llegar a su casa, me encuentro a su madre y me dice que pase que Miguel está en su habitación. Cuando subo está ahí, tirado en su cama buscando en la televisión el episodio que vamos a ver. Después de tirarme toda la tarde con Miguel, vuelvo a mi casa sin ganas de entrar en ella. Entro y lo primero que me encuentro es a mi madre, con cara de pocos amigos. Empieza a gritarme y a decirme que donde narices estaba, yo la ignoro y subo a mi habitación directo, sin pensármelo. No ceno, porque no me apetece, se me ha quitado el hambre. Me tumbo en la cama, con el ordenador a ver la película de “Animales nocturnos”, esa que me han dicho tantas veces que vea. Cuando termino de verla, pienso que es una película llena de inteligencia, bastante inquietante y donde se ve la culpa de la protagonista. Apago el ordenador, la luz y me acuesto, pensando en mis padres, mis amigos, en mí, vamos en mi mundo. Pues ésta es mi vida, peleas con mis padres, peleas entre ellos, mi música, mis series, mis amigos, mi rebeldía y soy así porque sí, porque quiero, y quien no acepte esa rebeldía que se vaya, que no me importa. Como podréis ver no me gusta mi vida, pero debo aceptarla, sí debería, porque sé que, a pesar de todo, siempre voy a tener a mis padres y a mis amigos. Y nunca los voy a dejar de querer, nunca.

 


Antonio Garnés Ibarra 1ºBA

Era sábado y yo me preparaba a escondidas la ropa para salir con mis amigos, así que me duché y después de peinarme salí de la ducha con el pijama para disimular, pues mis padres no me dejaban que salir después de que me expulsaran del colegio esa misma semana, así que me metí en mi habitación y allí esperé a que todos se fueran a dormir, cuando se apagó la última luz comencé a cambiarme, acto seguido me deslicé por el pasillo y llegué a puerta , bajé las escaleras y allí me esperaba puntual Dani, mi vecino de abajo, después nos dirigimos al polideportivo donde se daba la fiesta .
Una vez allí comprobamos que no había mucha gente, pero no nos asombramos, pues ya sabemos que a todo el mundo no le gusta la música que aquí se toca, Rock, ellos preferían estar en las discotecas escuchando esas canciones de reggaetón que a mí me parecen vomitivas.
Nos dirigimos a la barra y nos pedimos algo para ir calentando como decíamos Dani y yo, después de terminarnos la copa fuimos a bailar, esto nunca se nos ha dado bien pero igualmente nos divertíamos, sobre todo cuando hacíamos nuestro paso estrella, el popurrí descoordinado lo llamábamos, un conjunto de cabriolas sin sentido que acaban con una pose.
La noche fue genial, aunque la verdad es que iba algo perjudicado, cuando llegué a casa allí estaba mi padre, durmiendo en el sofá, lo que significaba, que había discutido de nuevo con mi madre y seguramente por mi culpa, eso me entristeció, algo que no me ocurría desde hace mucho tiempo, puede que fuese por los efectos de los cinco cubatas que había bebido, pero ese sentimiento seguía allí cuando estaba ya acostado, fue entonces cuando mi cabeza comenzó a preguntarse ¿por qué? ¿por qué hacía todo eso? ¿por qué me dañaba a mí mismo y a los que me rodean?
Desde esa noche no he vuelta a ser el mismo, vuelvo a ser aplicado en mis estudios, o al menos lo intento, y lo más importante vuelvo a sonreír con mi familia y esto me hace disfrutar más que todas las noches de fiesta de todos estos años.
Aunque de vez en cuando aún quedo con Dani para ensayar nuestro popurrí descoordinado…

 

Ángel José Conesa Guillén 1ºBA

Es lunes. Probablemente penséis que es el peor día de la semana, y el mío no es una excepción. Después de un fin de semana de relax y desconexión, ¿quién quiere volver a la vida real? Ni tú, ni yo, ni nadie.
El día empieza como el resto de jornadas lectivas: el dichoso despertador suena y te rapta del mundo tan maravilloso que es el dormir. Me dispongo a desayunar: en este momento os dais cuenta que me encanta comer: cereales, leche, galletas, magdalenas, tostadas, fruta…
Tras este disfrute temporal, me preparo para que la Parca me lleve al infierno: ¡EL INSTITUTO! Ese sitio que hace llorar a niños, enfadar a padres y profesores, provocar ansiedades a los estudiantes. No preguntéis.
Entonces llego, a mi casa. Mi madre ha preparado pollo y ensalada, pero me la como igual. Al terminar, estudio todas las asignaturas que tengo, por lo que me aburro mucho (excepto con lengua, JAJAJA).

 

María Garnés Ibarra 1º BA

La miro, recordando cuando mi universo giraba en torno a su voz, muchas cosas han cambiado desde entonces, pero ella sigue estando al pie del cañón, prestándome sus alas por si algún día el peso de mis errores fuera tal que no pueda evitar mi caída. Luego está mi padre, creo que él me inculcó el inconformismo único en mí, ya sabéis, nunca parar y luchar, enfrentarse a los que se pongan en el medio y revelarse, contra el sistema, contra las leyes, contra los políticos y contra la sociedad. Ser cazador, como dice la Raíz en su canción. Extremaydura, como canta Robe con el puño al aire en cada concierto. Solo que eso ya se le ha olvidado, fue en sus “tiempos mozos” como él dice.
Quizás es demasiado tarde para ver todo esto, darme cuenta a tiempo de las cosas nunca fue una gran cualidad mía.
La miro y os prometo que las lágrimas que corren por sus mejillas me duelen como puñales. Así que esto es, esto es querer a alguien, pienso. Pero, en fin, el show debe continuar, así es la vida, un día estás tumbado en la cama escuchando Rock FM y al día siguiente pues esto, ya veis.
Ayer fue un día, como mínimo, complejo. Los gritos inundaban mi casa desde buena mañana, como siempre, la banda sonora de mi vida se basaba en eso. Insultos por aquí, maldiciones por allá, en fin, ya veis. Los odiaba, quería largarme de allí, huir, para siempre. Pero, por desgracia, no podía.
Pero ayer, ayer fue un día horrible. Después de escuchar mil recriminaciones por mis desgastados vaqueros o la falta de actividad que abundaba en mi vida escapé de la “jaula” (así es como llamaba a mi casa, porque quiero y porque sí) cerrando la puerta con un portazo tras de mí.
Durante todo el día no hice nada, siendo fiel a mi religión, pasé la mañana en la plaza del pueblo con “El Miguel” y una litrona, contándonos nuestra vida y cagándonos en los políticos, la religión y el rebaño de personas que había en nuestro pueblo, cada cual más parecido a su vecino.
No era consciente, os lo juro, si lo hubiera sabido habría cambiado mil cosas. Habría vivido más.
Anoche estaba harto de todo, harto de la vida, harto de tener mi libertad coartada. Me encontraba en el bar del pueblo, con mis amigos y disfrutando, de fondo sonaba Rock you like a Hurricane de Scorpions, me sentía invencible, os lo juro. Pero cuatro copas y diez llamadas perdidas de mi madre más tarde decidí salir a tomar el aire, no lo vi venir. Un destello, un fuerte golpe y un sonido de ambulancia de fondo. Después todo negro.
Papá, Mamá, os veo pero vosotros no a mí, pero solo quiero decir que os quiero. No lo vi venir. Que amarga sabe la muerte habiendo vivido así.

 


Paula Mirete Viudes 1ºBA

Día 3 de enero, empiezo por este día por no empezar por otro, pero bueno. Puede ser que nadie lea este blog, que se rían de mí como llevan haciendo toda la vida o qué se yo. Lo único que sé es que lo voy a hacer con ilusión. Empezaría diciendo que aquí voy a contar cosas sobre mí y sobre la moda, mi pasión. Siempre me he querido dedicar a esto, sin embargo, mis padres no están a favor. En realidad, la única que no está de acuerdo es mi madre. No tengo muy buena relación con ella, pero con mi padre sí. Me trata como si fuese la niña de sus ojos. Además, tengo dos hermanos gemelos de seis años y son los niños más revoltosos que he visto nunca. Bueno no voy a contaros más que os aburrís y os reís de mí. Hoy voy a subir el primer outfit de mi blog, espero que os guste.
Al día siguiente cuando voy al instituto me doy cuenta que hay dos chicas que llevan la ropa del conjunto de ropa que subí ayer, pensé que era casualidad así que seguí el día con normalidad.
Día 5 de enero, pensaréis que me he saltado un día o que no sé contar, pero no, He decido subir un post cada dos días. He colgado otro outfit con la moda hippie, este post me costó subirlo, pero lo primero que me dijeron para ser influencer es que hay que ser arriesgada, así que allá vamos.
Me doy cuenta de que en el instituto hay gente hablando sobre el blog, así que decido prestar atención y lo único que escucho es que (sorprendentemente) les gusta y no saben quién es la influencer que lo escribe. Tenía pensado decir más adelante en el blog mi nombre, pero me estoy dando cuenta de que me gusta que haya esa incertidumbre en el ambiente. También tenía una cosa clara, que antes o después iba a acabar delatando mi identidad.
Posteriormente, me lanzo a crear una cuenta de youtube y pensaba que no iba a dar resultado, pero me ha ido mejor de lo que creía.
Unas semanas después, me llega una carta en la que me felicitan por el blog y me ofrecen una beca para estudiar moda. Voy corriendo a buscar a mi madre para contárselo, ya que esta semana me tocaba estar con ella.
No lo he dicho antes, pero mis padres se separaron el año pasado y fue un año complicado para toda la familia.
Bueno, como he dicho antes, se lo comenté y, para variar, no me dejó. Así que fui a buscar a mi padre y le pareció una buenísima idea que continuase con mi sueño de estudiar moda. Tras mucho trabajo, le convenció a mi madre y pude irme a estudiar.
En definitiva, tras mucho esfuerzo y dedicación he conseguido mi sueño.

 

Andrea Conesa López 1ºBA

Me llamo Aitor Tilla, soy un chico normal, más bien no conocido ya que no pertenezco a ninguno de los cien grupos que existen en mi pueblo llamado Guarromán, en Jaén.
Como decía, no pertenezco ni al grupo de los deportistas, que son los más deportistas como bien indica su nombre, esos que no paran de jugar al futbol… y a mi ese deporte no se me da bien, ni ese, ni ninguno para ser sinceros. Tampoco pertenezco a los piolas, estos son los más tranquilos, pienso que son los más aburridos, solo se sientan y se miran, en momentos determinados alguno salta para decir una chorrada sin gracia y los demás se ríen… por lo que nunca me uniría a ese grupo. Por otro lado, está la banda cervecera, que ya os la podéis imaginar… en resumen, no hay ningún grupo que encaje conmigo.
Si no fuera por mi nombre, nadie sabría ni como me llamo. Así es… mi nombre causa un poco de risa, ya os habréis dado cuenta de por qué. Mi querida madre no pensó en el apellido de mi padre a la hora de elegir mi nombre, y por eso ahora tengo que aguantar que me llamen tortilla. Todo el mundo me llama así, hasta Tanya Smirnov Ivanov, una chica guapísima de ojos grandes y claros, con el pelo más bonito del mundo, rubio, liso y largo, es muy alta, delgada y estoy enamorado de ella. Sus padres son rusos y muy amigos de mis padres, ya que cuando vinieron a España compraron la casa al lado de la mía y antes de que nos tuvieran a nosotros no hacían más que viajar y viajar. No sé si fue casualidad o que nuestras madres decidieron quedarse embarazadas al mismo tiempo, la verdad es que nunca se lo he preguntado. Cuando éramos niños estábamos juntos todo el tiempo, pero en aquel entonces yo veía a Tanya como una niña tonta más. Pero conforme pasaba el tiempo, nosotros dejábamos de juntarnos cada vez que nuestros padres quedaban, ya que era todos los fines de semana, ya sea en mi casa o en la suya, por no mencionar el bar de la esquina que creo que se ha hecho millonario con la cantidad de cafés que han llegado a tomar durante unos 20 años.
Tanya Smirnov está en el grupo de los pop, por eso es una de las chicas más conocidas del pueblo, tiene un montón de amigas y amigos y ayer me dijo Damián, mi único amigo, que Jack, el chico más guapo del pueblo, le había pedido salir a Tanya… Jack es moreno de ojos azules, alto y fuerte ya que va al gimnasio. Yo creo que no es para tanto, pero todas las chicas se mueren por el… No quiero creer que lo de su relación es cierto, pero sí que es verdad que ayer los vi revoloteando cerca de casa.
Como he dicho antes, Damián es mi único amigo, si a mí me conocen poco a él menos y además de no cuidarse nada no hace ejercicio, dice que es de hueso ancho, pero más bien es de buen comer. Tiene el pelo de cacerola y es medio inútil. Solo hace tonterías y no para de meterse en follones.
Mi vida es muy aburrida, tengo 17 años, no salgo de fiesta y solo me dedico a estudiar, por lo que saco todo matrículas de honor. Todo el mundo me considera un friki, pero estoy seguro que cuando sea notario Tanya se fijará en mí y yo por orgullo le mandaré a freír espárragos.


Nerea Mateo López 1º BA

Mira la vida

Estaba tumbada en mi cama con los ojos cerrados, escuchando la canción de “Las ganas” de Dani Martín, me gusta tumbarme, cerrar los ojos y entender el significado de las letras que por algún motivo te hacen sentir algo especial.
Era mi primer día de instituto, estaba nerviosa, sabía que iba a conocer a gente nueva y eso por algún motivo me causaba miedo y alegría a la vez. Cuando llegué, en verdad me decepcioné de alguna manera ya que no me había tocado con nadie nuevo.
El primer día, en el recreo por algún modo me sentí como si alguien me estuviera observando todo el rato, no era casualidad, era un chico de otra clase que se había enamorado de mí, pero no era un chico como cualquier otro, él era especial, un chico rubio, alto y con ojos de color miel, llamado Jesús.
Cuando llegue a casa, me tumbé en la cama y me puse a escuchar “Kill Em With Kindness”, una de mis canciones favoritas de Selena Gómez, en verdad no sabía qué hacer, no me atrevería hablarle porque no me sentía lo suficiente segura de lo que iba hacer. Por la noche, después de ver “El príncipe”, una de mis series favoritas, justo antes de acostarme me puse a escuchar música, pero ese día me puse una lista de varias canciones que me motivaban de alguna manera, pero al escuchar una llamada “Imagination”, de Shawn Mendes, que me hizo reflexionar de tal manera que, al día siguiente, fui capaz de ir hablarle.
Yo me considero una persona muy tímida y sensible, y eso en un principio habría sido relativamente imposible pero como siempre hay una frase en una canción que te lleva más allá y te ayuda a no ponerte límites “Los consejos que dan los que por miedo a amar viven no siendo ellos”, es la letra de “Emocional”, una canción de mi cantante favorito, Dani Martín.

Tenía un grupo relativamente grande de amigas, pero en verdad solo considero buenas amigas a dos, Paula y Eva, con ellas tengo la suficiente confianza como para contarle todos mis problemas, ellas siempre me decían una frase “El que sigue la consigue”, en cierto modo no se equivocaron. A partir de ahí, empezamos hablar mucho más, nos hicimos muy amigos y sin saber porque, un día como cualquier otro me tumbé en mi cama y me puse a escuchar el disco “La montaña rusa” de Dani Martín, ese día no escuché las canciones como solía hacerlo, sentí algo diferente y mucho más profundo, hubo una frase que se me quedó marcada y pienso que tiene mucha razón, “Nacerás cada día por amor”, yo sí creo en el amor, pienso que todo el mundo tiene un destino, y aunque no lo sabía, mi destino estaba más cerca de lo que pensaba.
Esa misma noche vi una de mis películas favoritas “The Notebook”, en la que cuenta la historia de un amor de verano entre dos adolescentes que, pese a sus dificultades y discusiones, al final consiguen estar juntos para siempre. Como he dicho antes soy una persona muy sensible y me considero una chica clásica y romántica y siempre suelo llorar con los finales de las películas, pero hay películas que te hacen meterte en el propio papel del protagonista y por eso esta película es una de mis favoritas.
Jesús y yo ya fuimos empezando a tomar más confianza el uno del otro, hasta que un viernes de noviembre por la tarde, pensé en llamarlo y quedar con él para cenar juntos. Fue una de las cosas que más me ha costado hacer, pero a la vez me siento muy orgullosa de haberlo hecho ya que él aceptó encantado. Después de cenar, me dijo que cuando leyó el mensaje había sido como cuando de pequeño habría los regalos el día de reyes, y que estaba muy nervioso porque no sabía cuál iba a ser mi respuesta al preguntarme si yo sentía lo mismo que él por mí. En verdad, sé que no se esperaba que la respuesta fuera un sí, pero ese día fue uno de los días que más feliz pude llegue a estar.
Desde el primer momento que lo vi sabía que no era como los demás chicos del instituto, él no me había enamorado por los ojos, él me había robado el corazón sin saber cómo.

Como todas las noches me puse mi querido Dani y hubo una frase que me encantó y ese día le encontré el doble de sentido que cualquier otro, “Dibujas mi universo de idiota sin crecer que busca mariposas cada día”, no sé porque mi interior sabía que iba acabar locamente enamorada de ese chico que desde el primer día que me vio se enamoró locamente de mí.
A partir de ahí, entendí que no hace falta que el amor sea perfecto si verdaderamente te gusta lo que haces con esa persona, y a mi simplemente no me gustaba, sino que me encantaba, con él podía ser yo misma, incluso más loca de lo normal, porque lo importante cuando estas con alguien es tener la suficiente confianza con esa persona para hacer todo tipo de locuras con ella sin importar lo que piensen los demás.
Todas las personas aparecen en tu camino por un porqué, yo lo llamo destino, y pienso que antes de llegar a tu meta has tenido que pasar por muchos obstáculos, y si te has caído, te has levantado y has seguido corriendo.
Mucha gente en verdad nunca nos hubiera visto juntos, pero para eso siempre habrá una frase de una gran canción “Que se mueran de envidia y que nos odien por ver”, es una frase que me gustaría decirle de alguna manera a toda la gente envidiosa, pienso que la gente que se calla y habla a tus espaldas de algo que lo considera como sorprendente de alguna manera lo envidia.
En verdad, estoy muy feliz con Jesús y me da absolutamente igual lo que diga la gente, estar enamorado es cosa de dos, y pienso que quien se meta en esos asuntos nunca lo podrás considerar un buen amigo. Ya que la diferencia entre amigo y buen amigo, es básicamente que el buen amigo no solo va a estar en los momentos fáciles y felices, sino que cuando te caigas te ayude a levantarte una y otra vez. Y por todo esto pienso “Que bonita la vida”, que todo esfuerzo antes o después tendrá una recompensa a más largo o corto plazo.
Por eso la adolescencia yo creo que es la época donde la gente tiene que tener un buen amigo cerca, ya que por muchos tropezones que te des, tú seguirás intentándolo. Esta canción es más antigua, pero yo creo que explica muy bien lo difícil que es la época del adolescente, “Y así fue me revelé contra todo hasta el sol viviendo entonces una distorsión y me enfadé con el mundo, malditos complejos que siempre sacan lo peor”, es una parte de la canción “16 añitos”, de Dani Martín, y pienso que si en algún te encuentras de alguna manera triste o decaído escuchar este tipo de canciones te ayuda, gracias a esto te sentirás mejor contigo mismo.
Porque hay que vivir la vida como si cada día fuera el último, hacer las cosas y disfrutarlas porque a lo mejor será la última vez que lo hagas, por eso “Vive, Sueña y Ama”.

 

Paula Fernández Bernabé 1ºBA

VÍCTOR

Mientras sonaba Fluorescent Adolescent, de Arctic Monkeys, Víctor se vistió rápidamente, unos pantalones vaqueros rotos, una camiseta blanca y una camisa de cuadros, y los tennis, claro, que no iba a salir descalzo. Se ató las cordoneras y se miró en el espejo. Iba a peinarse, hasta que recordó que acababa de raparse. Ahora lo llamarían Callou por unos días y le pegarían todos en la cabeza. Era la tradición. Cogió las llaves y el móvil y se despidió de su madre, y en diez minutos andando ya estaba en frente del polideportivo. Y sería la primera vez en sus 17 años que llegaba el primero a algún lado. Busco en sus bolsillos traseros los auriculares que siempre llevaba. Y después de cinco minutos deshaciendo nudos consiguió ponérselos y con el volumen a tope seleccionó There is a light that never goes out, de the Smiths. Ouch. O se acababa de quedar un poco sordo o le había explotado una neurona, pero eso no podía haber sido bueno. Y acabó la canción, y empezó No sense de Justin Bieber, porque a él le gustaba Justin Bieber, lo cual siempre le ayudaba a ligar. Y 15 minutos después y un poco alterado llamó a “El vasco” que lo llamaban así porque era vasco, eso está claro. Y entonces llegaron todos a la vez, haciendo el caballito en sus bicis. - Perdón tío, que en el chino había un tío hecho una albóndiga que no se aclaraba con la calderilla y nos ha tenido la vida ahí esperando. – dijo el Melenas, que lo llamaban así porque tenía más pelo que cara. -EH, QUE ESTÁS CALVOOOOOOO - gritó Álex. -MADRE MÍA EL CALLOUUUUUUUU, NENE - gritaron los demás, y le dieron un par de palos en la cabeza, pero con cariño, eso siempre. Y entre risas y anécdotas de lo que habían vivido a lo largo de la semana se les hicieron las tantas del viernes, y después de despedirse cada uno tomo rumbo a su casa. Los jóvenes son así, se despiden con un par de golpes e insultos, aunque saben que sus amigos son lo mejor que tienen en el momento, porque cuando están juntos se sienten comprendidos, sienten que encajan, que las cosas pueden mejorar. Y Víctor tomó el mismo camino de siempre, y aunque su madre le había dicho que la llamase cuando fuese de camino a casa, Víctor no lo hizo. No había una razón muy clara. Se acordaba, sabía que tenía que hacerlo. Pero no lo hizo. Daba igual, llegaría en 10 minutos, o menos si iba rápido. Y con los auriculares en los oídos y Demons de Imagine Dragons retumbando en su cabeza cruzó la esquina del bazar. Pero a diferencia del resto de días, Víctor no llegó a su casa esa noche. Y su madre llamó a todos sus amigos, a los cuáles también les extraño que no hubiese hablado por el grupo de Whatsapp. Y a la mañana siguiente, cuando la policía anunció que ya habían pasado las horas suficientes para empezar a buscarlo, el pueblo parecía otro. Todos hablaban de él. Víctor nunca se consideró popular. Iba con los malotes, con los guays. Pero él oía The Smiths. Vale que le gustara salir de fiesta, pero también le gustaba leer ñoñerías, como los llamaba él. A él le daba igual ligar más que los demás o ligar menos. Porque el sólo tenía ojos para su amiga Venus. Venus. La misma que cuándo se enteró de su desaparición pensó que se iba a morir, que no podía ser verdad. Venus estaba enamorada de Víctor, solo unas cuantas amigas lo sabían, ella les había hecho jurar que no dijesen nada. Ella siempre había sospechado que a él le gustaba ella. Pero cuando empezó a gustarle empezaron sus dudas. Oía rumores de que él estaba con una, que le gustaba una chica… y aunque hablaban todos los días, y tenían los mismos gustos, y parecía que estaban hechos el uno para el otro, nunca llegó a pasar nada. Porque se querían, pero no sabían que era mutuo, y nunca quisieron perder su amistad. Así Víctor desapareció, y nunca se enteró de que era el amor de Venus. Y tampoco se enteró de que sus amigos, esos tan duros, dejaron de salir de fiesta, y sus problemas crecieron, y nunca volvieron a ser los mismos, y su mejor amigo, Álex, se hizo un tatuaje que era una V. Y sus padres se divorciaron, y su madre se quedó allí por si algún día aparecía. Porque era su mayor deseo, que volviese. Y su padre se fue del país y cambió de trabajo, aunque todas las noches hablaba con su ex mujer, por si acaso. Por si se sabía algo. Y aunque el tiempo pasó, y las vidas de todos, aunque fuese a trompicones, continuaron, Víctor siempre siguió en sus vidas, estancado en sus 17 años, en sus camisas de cuadros y su buen gusto para la música. Nunca nadie olvidó a Víctor. Y Víctor nunca perdió la esperanza de que lo encontraran.


Sandra Conesa López 1ºBA

Como cada mañana me levanto mientras mi madre me prepara el desayuno a la vez que se fuma un piti tras otro, desde que mi padre nos dejó solas, porque prefirió irse con un pivón de 20 años, mi madre no es la misma. Luego voy al instituto, que siempre llego tarde, a hacer la misma mierda de siempre y como de costumbre me aburro como una ostra me salto las clases y me voy con un par de amigas al puerto de Cartagena donde pillamos algo y nos vamos a la muralla con unos colegas.
Durante la semana lo único que hago es pasarme las tardes durmiendo o en los bancos del fondo del parque con algún chorbo que otro. Estudiar… poco, si total a mi madre se la trae al fresco lo que yo haga o deje de hacer, a veces pienso que le importo una mierda, porque veo a todas las demás madres que van al cine, de viaje… o simplemente dan un paseo y hablan de sus cosas, cosa que entre ella y yo, ni eso.
Todos mis fines de semana son iguales, salgo con mi grupo de amigos hasta las 4, 5 o incluso las 6 de la mañana, por ahí sin rumbo alguno donde tomamos cervezas y de vez en cuando nos fumamos unos canutos de maría con otro grupo. Este grupo ha tenido recientemente una pelea, la verdad es que siempre están igual, no diría yo que son la mejor influencia, pero bueno, junto a ellos me lo paso pirata, es un grupo en el que cada dos por tres tienen peleas, pero no peleas de una simple discusión, no, yo incluso he llegado a ser testigo de barbaridades entre ellas, desde tirones de pelo hasta mordiscos en los brazos, que niñas, que niñas…, también han llegado a echar del grupo a unas cuantas chicas, yo no me meto en sus follones, me da exactamente igual todas sus vidas. Sudo de todo.
Cada madrugada que llego a mi casa mi madre esta borracha en el sofá, así que me dirijo a mi habitación e intento dormir mientras, el gilipollas de mi hermano escucha música con sus amigos frikis a todo volumen.
Esta es mi vida rutinaria en la que siempre hago lo mismo, nunca nada nuevo, quizás un poco aburrida y muy poco aprovechada.


Ángel de Antonio García 1ºBA

- Todos los días son iguales, escuchando rock sin tener nada que hacer, sin futuro profesional puesto que no terminé el instituto (ni pienso terminarlo). No soy de esos que dedican media vida a estudiar para poder presumir de su título universitario, no me va esa mierda.
Yo soy más de quedar con mis amigos para ver películas, series…
Me encantan las películas de ciencia ficción, mi favorita es La guerra de los mundos (es una obra maestra de su género).
En cuanto a música suelo escuchar AC/DC, Lordi, grupos de rock duro. Es lo único que me hace olvidar todos mis problemas, mis preocupaciones, evadirme de este mundo de mierda.
Mis amigos y yo siempre hemos pensado en crear un grupo de rock, pero no tenemos aptitudes para ello. Juan es un bruto, siempre rompe la batería, Pedro canta como un grillo mojado y yo toco la guitarra como los ángeles, en verdad suena como si estuviera triturando hielo; no preguntéis como consigo hacer ese sonido con una guitarra porque yo tampoco lo sé.

 

Cristina Villanueva

Volví a casa tras el colegio, como de costumbre inmersa en mis pensamientos. Recorrí las mismas calles de siempre, hasta llegar a mi casa, y como siempre, me esperaban mis padres para empezar a comer. Una conversación durante la comida y me dirijo a mi cuarto. Como siempre.
Me tumbo sobre la cama impulsada con un salto y apoyo mi cabeza sobre la almohada. Empiezo a repasar mentalmente la larga lista de tareas que tengo para esta tarde: hacer los deberes de matemáticas, estudiar biología y hacer una redacción de lengua, después ya me podré ir a dormir y mañana otra vez al colegio, como siempre.
Dirijo la vista sobre el gran mapamundi de la pared de mi habitación, estropeado por chinchetas de colores que marcan diferentes países a los que algún día iré, algún día…estas palabras son peligrosas, pues con el tiempo me he ido dando cuenta que cuando la gente las usa quieren decir nunca. A veces pienso que estoy desperdiciando los mejores años de mi vida, aunque puede sonar un poco dramático, pues llega un momento en la vida de todas las personas, en el que empiezan las preocupaciones, conocido por todos como la madurez, la verdad es que nunca me ha gustado esa palabra…y después, tras años te das cuenta que todos los sueños y planes que tenías de joven se han quedado en dos palabras, algún día.
Estiro la mano y logro alcanzar mi móvil situado en la mesita cerca de mi cama. Tengo mensajes de mi grupo de amigas, en estos momentos son un parte imprescindible, son innumerables las aventuras que he vivido junto a ellas. Empiezo a ojear la lista de canciones guardadas en mi móvil hasta que por fin escojo una, Last Kiss de Pearl Jam, una de mis canciones favoritas. Decido quedarme en silencio y escucharla atentamente, esta canción lo merece, sin embargo, los pensamientos de hace tan solo unos minutos me invaden de nuevo. Es en ese momento cuando me prometo a mí misma cambiar el significado de esas palabras.

 

Paula Pascual García 1ºBA

Aunque parezca raro me gusta la música heavy, sí enserio, me gusta y qué pasa. Yo diría que no pasa nada, pero mis amigas dicen que es una música muy rara y no saben por qué la escucho, yo si lo sé, porque me gusta y porque sí. Ah, si no me he presentado. Me llamo Catalina, soy de un pueblo de Granada donde no hay nada que merezca la pena ver, bueno sí, mi gente, aunque a veces y solo a veces hable mal de mis amigos y familia ellos saben que los quiero (si alguna vez a lo largo de la historia se me olvida recordármelo). Voy a contaros mi vida, nací aquí en este pueblo y aunque parezca raro no he salido nunca de aquí. La gente que ha salido al extrarradio me cuenta que hay más ruido, más gente, más tiendas… No sé si alguna vez saldré, pero la verdad es que me da igual. Bueno, por donde iba, que nací aquí, me gusta la música “rara”, los libros “raros”, las películas “raras” y todo RARO. Al principio me pensaba que la gente era muy rara y yo era normal, pero no. También tengo un hermano pequeño, tengo poco que decir de él porque todavía no habla, lo único que puedo decir es que es precioso y estoy deseando que se haga mayor para pelearme con él. Mis padres, son como todos los padres a veces buenos y otras no tanto, pero los quiero. Y ya, por último, mis amigas. Estas son un mundo aparte, somos nueve y en el pueblo nos conocen como Las Desocupás, podéis imaginaros por qué. De estas nueve, hay dos que son como mis hermanas, Marisa y Anabel, siempre están ahí para ayudarme o por lo menos eso intentan, la intención es lo que cuenta, esta es una de nuestras frases. Hoy es un día como otro cualquiera que vienen Mari y Ana a buscarme porque empieza el instituto. Yo bajo las escaleras sin ganas ningunas, vamos al autobús y ya llegamos al “cole”. Aunque parezca raro en mi instituto no hay dos días iguales, siempre pasan cosas nuevas y muy extrañas, cada día se supera. A pesar de esto no me gusta ir. Hoy cuando vuelvo a mi casa veo a mi madre un tanto extraña, decido no preguntarle, seguro que se ha cabreado con mi padre o con mi abuela. Esta tarde hay concierto de estos de pop o algo así, no me he enterado muy bien, yo solo sé que vamos porque va Roberto, el chico que le gusta a Marisa. Anabel y yo pensamos que lo tiene difícil, porque Roberto tiene a medio pueblo detrás, pero bueno la intención es lo que cuenta. Cuando ya estoy preparada para irme y bajo las escaleras veo a mi madre rara todavía, y sabía que sin preguntarle me lo iba a contar. NO PUEDE SER, me acaba de decir que nos mudamos, que nos vamos a la capital a ese sitio donde pensaba que no iba a estar nunca resulta que voy vivir allí. Se me cae el mundo en un momento, y encima nos vamos mañana. A mi padre lo han destinado allí y no tenemos más remedio. Han pasado tres días desde que estoy viviendo aquí, y se me ha pasado como si fuese una semana. Para empezar, salgo a la calle y no conozco a nadie, no puedo saludar a nadie ni gastar bromas. Encima, si veo a una persona y le hablo, no la vuelvo a ver porque esta ciudad es muy grande. El otro día pregunté que dónde estaba el supermercado, me dijeron que estaba cerca, a cuatro calles y ya, que preguntase por allí. Pues hacía tiempo que no andaba tanto, estas cuatro calles es como dos veces mi pueblo, en fin, la intención es lo que cuenta. Me han dicho que es cuestión de acostumbrarse. Aunque me ha costado, ya conozco gente aquí, me pensaba que se iba a acabar el mundo cuando me enteré que me iba a mudar aquí. Pero no, no se acaba el mundo por esta tontería, de esto último que acabo de decir no estoy muy segura, pero yo lo digo que suena muy bien. Os seguiría contando mi vida, pero para ello tengo que seguir viviendo. Así que ésta es mi vida, la verdad es que, aunque me queje muchas veces por tonterías me gusta y de esto último sí estoy segura. Como siempre digo, la intención es lo que cuenta.

 

Rocío Álvarez Pérez 1ºBA

Ando por los pasillos del instituto con mi canción favorita de Nirvana “rape me” a todo volumen sonando en mis auriculares mientras abrazo mi archivador contra el pecho sin despegar la vista del suelo, intentando evitar el máximo número de miradas posibles para no tener que enfrentarme a las preguntas matutinas de ¿otra vez has estado trabajando de noche para mantener a tu desgraciada familia?, ¿o es que está muy ocupada yendo a la caridad? entre otras. Vale, os explico, mi padre nos abandonó a mi madre y a mí hace unos años y mi madre no consigue trabajo por lo que lo único que puedo hacer para ayudarle es trabajar por las noches.
Entro al baño quitándome los auriculares y por primera vez desde que pise este maldito instituto, alzo la mirada. Me quedo mirando al grupo de chicas que tengo delante; es el grupo de animadoras tan querido por todo mi querido instituto. Ellas son las que convierten mis días de instituto en un total infierno, consiguiendo que todo el alumnado vaya en mi contra, convirtiéndome así en la chica más marginada del mundo, enserio, lo digo sin exagerar.
Vuelvo a bajar la mirada mientras me doy la vuelta y abro la puerta para volver al pasillo; no quiero escucharlas.
-Eh, tú, te he visto- dice Amber mirándome a través del espejo mientras se guarda el colorete y no me llama por mi nombre, se dedica a joderme la existencia pero ni se sabe mi nombre-. ¿A dónde te crees que vas?
Su voz emana enfado, provocando tal temor en mi interior que termino por cerrar la puerta quedándome en el baño con ellas. La miro inexpresiva.
-¡vaya ojeras tienes!- dice una chica baja y castaña-¿has vuelto a trabajar hasta…?
La puerta abriéndose de un portazo corta la pregunta. Me giro bruscamente y es cuando veo a la chica pelirroja que no me odia de todo el instituto o que por lo menos me odia menos que a las animadoras, y esa chica es Gea.
-buenas – dice Gea con los brazos cruzados bajo su pecho mirando a Amber-. Está todo bien aquí… ¿o acaso me equivoco?
Los labios de Amber empiezan a temblar nerviosamente; creo que Gea es la única persona que puede conseguir hacerlo.
-Cl…claro- contesta Amber sonriendo nerviosa- nosotras ya…nos íbamos.
Gea se despide del grupo con una sonrisa totalmente forzada pero no le preocupa no ocultarlo. Anda hacia el lavabo mientras suspira echando su pelo rojizo hacia detrás.
-Aun me pregunto el por qué me defiendes-comento mientras me acerco a ella, mirándola a través del espejo-. Es mucho más sencillo para…
-Sabes perfectamente que no me gusta lo sencillo -contesta sin mirarme, centrándose en arreglar su pelo. Se gira cuando termina y me mira a los ojos- No deberías dejar que te trataran así-. Y se gira y sale por la puerta, así como si nada hubiera pasado.


Jaime Sánchez Marín 1ºBA

Un sábado cualquiera

Me despierto con los ojos pegados, miro el reloj y son las 9, la persiana está cerrada y salto de la cama con la torpeza de un borracho.
- ¡Mamá, que llego tarde! - y mi madre me mira con cara de "tú eres tonto", mientras me visto como si me fuera la vida en ello. Casi rompo el techo del salto de alegría que he pegado al escuchar "hijo, hoy es sábado".
Me lanzo de nuevo a la cama, pensando "duermo una hora más y luego me pongo a estudiar para el examen del lunes", y oigo a mi madre decir:
- Nos vamos tu padre y yo - y baja el tono de voz - a comprar las cosas para el cumpleaños de tu hermano.
- Vale - contesto, casi durmiendo de nuevo. Cuando me vuelvo a despertar son las dos de la tarde, he perdido toda la mañana y mi hermano ha estado todo el rato jugando a la consola. Siempre igual. Ya cabreado, me visto hecho polvo y con más sueño que antes, voy a mirar el móvil y qué sorpresa (ironía), lo tengo sin batería.
Desayuno mientras dejo el móvil cargando, fuera hace un día estupendo, casi dan ganas de tirarse por la ventana. Parece mentira que ayer había estado diluviando como en la Biblia. Tardo más de lo normal en desayunar porque no me apetece ponerme a estudiar. Vuelvo a mi habitación y tengo el móvil hasta arriba de mensajes, como un buzón en el que no caben más cartas. Todos son mensajes de mis amigos, y todos dicen lo mismo: ¿Quedamos esta tarde?, ¿Quedamos esta tarde?, ¿Esta tarde quedamos?, Venga tío, despierta, que son las once.
Las once dice. A las once todavía me quedaban tres horas para despertarme. Y cuando iba a contestarles a todos que sí, me acuerdo de que el lunes tengo un global de física de cinco temas y no he estudiado nada aún. No sé quién me iluminó para meterme a ciencias.
Mis padres llegan para la hora de comer. Miro al plato sin levantar la vista, como rápido y me voy enseguida a seguir estudiando. Mi hermano se pone a hacer los deberes.
Empiezas a desesperarte cuando te lees un tema entero y te quedas igual que estabas. Que si Dalton decía que el átomo era indivisible, y luego vino otro y dijo que no, y resulta que el átomo en realidad no tiene ni forma esférica, sino que se divide en niveles de energía, y cuando un electrón cae de un nivel superior a otro inferior desprende energía... ¡Pero qué me estás contando!
Mi hermano entra agitando el libro de primaria en el aire, quiere que le ayude con los deberes, y le da a la estantería y yo pienso "Dios, menos mal que no se ha caído nada". Me equivocaba, y me doy cuenta al ver cómo se parte en mil pedazos la cara de John Lennon al caer el disco de Help!, de los Beatles, y luego el de Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band, y el de Let It Be... y luego caen todos los de Queen, y los de Creedence Clearwater Revival, y los de Green Day, y los de Nirvana... En un intento de coger alguno antes de que se estrelle contra el suelo, me tropiezo y rajo con el bolígrafo el póster de Star Wars, y Luke Skywalker me mira con cara de "ojalá que te capture el Imperio".
Le grito a mi hermano "mira lo que has hecho", le doy un empujón, y el muy tonto pierde el equilibrio y se da en la cabeza con el armario, y, cómo no, se pone a llorar. Enseguida acuden mis padres y me la cargo yo, como siempre. Y esa es mi vida.

 

Andrés J. Fernández Fernández 1ºBA

Mi madre abre la puerta sigilosamente, como un ninja (eso cuando no se levanta con el pie izquierdo) y me susurra “Andresito despiértate”. En ese momento, yo ya llevo despierto una hora, pero bueno, es como el aviso que me dice “Ehh tú, levántate, hora de empezar otro día, otro día igual de la semana, otro infierno”. Voy al baño porque tengo que mear, acción-reacción, me miro al espejo inconscientemente, selecciono la ropa que me voy a poner, me visto, cojo el móvil, quiero decir el ladrillo reventado que tengo, y las llaves con mis llaveros de raquetas de tenis y un circulito que pone “DIOS ES FIEL” que me regaló un amigo mío, un fratello, un hermano en italiano, que es creyente. Ya preparado y maqueado, bajo las escaleras, a oscuras, nunca enciendo la luz, no me preguntéis por qué, pero siempre las bajo así, llego abajo… y subo las escaleras porque no me he echado colonia y siempre se me olvida. Las bajo de nuevo, otra vez a oscuras, porque soy tonto… y las vuelvo a subir porque me he dejado el chaquetón, o la chaqueta cuando no hace tanto frío, las vuelvo a bajar y… NO, no las subo otra vez, ¿os lo habíais creído eh? Aparezco en el salón y contemplo el panorama, mi abuela, que viene todos los días a traer el pan por la mañana bien temprano, sentada en el sofá hablando sobre que va a hacer de comer mi madre, y mi madre con la taza de café que se ha preparado mientras yo me ponía guapo… bueno, “guapo” para afrontar la guerra, diciéndole que es muy pesada y que ya se le ocurrirá que hacer de comer. Paso de ellas, o no, depende de cómo me pille el día, si tengo un examen, saludo a mi abuela, porque me trae buena suerte, si no, paso… que cruel soy, entonces doy la vuelta y la saludo, porque no quiero tener remordimientos. Entro a la cocina… bendita la hora a la que entro a la cocina y me doy cuenta que tengo que engullir el vaso de leche y el croissant, o la ensaimada, o la napolitana, o lo que sea que haya traído mi abuela, porque la clase empieza en 10 minutos… Pero encima, ahí está, EL TERROR, EL DEMONIO, EL QUE PARECE UN ÁNGEL PERO ES UN MONSTRUO, EL CRÍO, PROBABLEMENTE, MÁS TONTO E INÚTIL QUE HE CONOCIDO EN MI VIDA (aunque le quiero, OJO)… Mi hermano. Entonces me saluda diciéndome alguna gilipollez como “¿qué pasa negra?” o en inglés “¿what’s up nigga?”, o mejor aún, desde que me rapé la cabeza, “¿qué pasa ruso?” (a veces sustituye ruso por calvo, aunque lo de calvo lo tengo asumido, porque todos mis buenos amigos me llaman así, y me gusta, al igual que tengo asumido el típico chiste de “Ehhh tío, ¿te vas al cine? Es que con esas entradas…”. Sí, tengo una frente, como decirlo, protuberante, pero me conformo pensando que tengo igual de grande mi… bueno, volvamos a la cocina). Lo ignoro, a mi hermano, o le meto una colleja bestial, depende de lo que me diga el alma, y me dispongo a desayunar… bueno, a engullir. Me pregunta mi madre que de qué quiero el bocadillo, y como siempre le contesto lo mismo “De lo que sea”. Virgen santa del amor hermoso, DIOS SANTO, 12 años haciéndome el bocadillo y respondiéndole lo mismo, y me lo sigue preguntando, pero, en fin, ritual mañanero. Cojo la mochila y salgo por la puerta, sin saber si a las 14:20 cuando vuelva de la guerra seguiré vivo, quién sabe, a lo mejor el de historia me ha metido un navajazo poniéndome un 0, o he suspendido un examen que me había salido para un 10 con un 4,25 y me he desangrado. Entonces bajo las escaleras del porche y las vuelvo a subir, porque me he dejado el gorro y desde que me rapé la cabeza pues por ahí corre el aire, lo cojo y bajo las escaleras otra vez. Las vuelvo a subir porque se me ha olvidado coger un chicle. Lo cojo, me lo meto en la boca y bajo las escaleras de nuevo, definitivamente, sin rodeos, dispuesto a coger la bici y largarme a Afghanistan (todas estas metáforas relacionadas con la guerra se refieren al colegio, al Bohío) cuando entonces, ENTONCES sale mi abuela y me dice que me voy a coger un resfriado crónico si no me abrigo bien… CRÓNICO. Ni los médicos de Oxford sabían que los resfriados podían ser crónicos… CRÓNICOS. Y entonces me voy, con mi bici nueva, que no le funcionan los frenos y tiene las gomas del manillar reventadas, lo que yo llamo una bici-anticrisis, que suena mejor que decir que tiene 300 años y era de tu padre. Y así comienza un lunes… y un martes, y un miércoles, y un jue… Ya paro, porque si no me alargo demasiado y el profesor de lengua dice que tenía que ser un relato breve, punto 6, “Taller de creatividad y animación a la lectura”, todavía me queda escribir mi opinión personal sobre la obra, así que aquí lo dejo. Quién sabe, a lo mejor algún día continúo.


Silvia Benito García. 1º A Bachillerato

FINAL DE FIESTA

- ¡Lorena venga levántate! - dice mi madre golpeando la puerta de mi dormitorio. Buff que pesada, no me va a dejar dormir. Me doy la vuelta tapándome las orejas con la almohada intentando amortiguar esos golpes que golpean mi cabeza. Pero que va, no había manera, está claro que al final me voy a tener que levantar y vestirme para ir a ese instituto de mierda, con esas clases de mierda y con esos profesores de mierda. ¡Otra mañana perdida! - ¡Ya va, ya va, deja de dar la brasa que hasta a los vecinos vas a despertar! - Los vecinos hace rato que se levantaron, y vas a llegar otra vez tarde y sabes que estás advertida. - Joder, que sí mamá, que ya voy, no seas pesada. Al menos he conseguido que se largue y me deje de taladrar el coco. Me levanto y miró mi armario lleno de prendas inútiles y anticuadas. No sé qué me pondré esta mañana, no tengo nada que me vaya, todo es de la temporada pasada. Si mi madre me hubiese comprado esa sudadera que vi en el Primax, pero no, tenía que joderme bien porque no apruebo ni una y ahora no tengo que ponerme. Me voy a tener que poner esta blusa que ya me he puesto 3 ó 4 veces y que está más vista que el tebeo. Cuando me vean mis amigas seguro que me critican, aunque fijo que es porque me queda superbién, así que se fastidien y que rabien. Me termino de vestir procurando conjuntar lo mejor posible dentro de lo que tengo con los cuatro trapos y me voy al baño a arreglarme. Al rato mi madre, que se ve que no puede vivir sin fastidiarme, vuelve a golpear la puerta, esta vez del baño. - ¡Loren, por amor de Dios, mira qué hora se te está haciendo! - Joder, tía, ya está bien ¿No tienes nadie más a quien fastidiar? Si no me dejas terminar de arreglar no saldré nunca. - ¿Es que tienes que pintarte para ir a clase? En mi época…. - En tú época, en tu época, ya estamos con la canción de siempre. ¿Y cuál era “tu época”? ¿El Cuaternario, quizás? - Te van a poner otra falta por llegar tarde, y después de la última ya te advirtieron que te expulsarían una semana. Ojalá fuera verdad, pensé para mí. ¡Una semanita de vacaciones, yupiii! Me miro en el espejo, estoy supermona, con ese brillo super fashion que me he comprado en el chino. Abro la puerta y salgo, mi madre está afuera con los brazos en jarras y cara de mala leche. Vamos, lo habitual. Doña Mala Leche la voy a llamar. - ¡Pareces un payaso!, - dice Doña Mala Leche. - Tú sí que eres una buena payasa, a ver si te contratan, pero en el Circo del Horror. Voy a mi habitación, cojo mi mochila y me dirijo a la puerta. - ¿Pero, es que no vas a desayunar nada? - No dices que llego tarde, ya desayunaré en la cantina del Instituto – “Una cervecita” pienso para mí. Y me voy dando un portazo, por asegurar que no se quede la puerta abierta más que otra cosa. Ja. Al final tengo mala suerte y llego a tiempo. Entro en clase y me siento al lado de la Jessi, mi supercolegui. - Tía, ¿Qué vamos a hacer este finde? Yo estoy ya aburrida del muermo de siempre – le digo a la Jessi. - Anoche hablé con el Jonas por Skype y me dijo que en su pueblo iban a montar una superfiesta en un bajo del familiar de un colega. Que por qué no íbamos y pasábamos allí el finde. - Joder tía, eso suena superfenomenal, pero ¿Cómo hacemos con las Arpías? (las Arpías eran nuestras respectivas Doñas Mala Leche). - No te preocupes, esta mañana se lo he comentado a la Sonia y me ha dicho que se apunta, así que ya sabes que podemos contar con el apoyo de su madre, que sabes que es una tía superenrrollada y nos tapa. Asun, la madre de la Sonia es una tía super-super maja. En su adolescencia era hippie y se escapó de casa de sus padres, que eran unos puritanos del copón que tenían un bar, y se fue a una comuna en no sé qué pueblo perdido de la Alcarria. Pero aquello debía ser un puto muermo, así que al poco tiempo se largó y volvió a casa de sus padres. Eso sí, se trajo a la Sonia en su barriga. Menuda cara que pondrían sus viejos, claro que como era hija única la perdonaron y le tuvieron que criar a la nieta. Lástima que fallecieran hace un par de años en un accidente. Desde entonces la Asun regenta el bar y la Sonia entra y sale como quiere. ¡Qué envidia! Así que cuando necesitamos una tapadera para algún plan guapo no tenemos más que decírselo a la Asun y ella se encarga de meterle la bola a las Arpías. Además, los fines de semana que la Asun se va con algún noviete tenemos el piso para nosotras, con alcohol del bar a pajera y sitio de sobra para fumarnos unos porritos con el chocolate que la Asun consigue de un amigo marroquí. El resto de la mañana pasa sin pena ni gloria, como de costumbre, los profes entran, largan su rollo, mandan deberes que no pensamos hacer y al menos nos dejan en paz. Ya nos conocen, somos Las Chulas, y con nosotras no pueden, así que ¡Para que cabrearse! Ganan ellos y ganamos nosotras. ¡Paz en la tierra, hermanos! Ja, ja. Por fin suena la sirena de ¡Sálvese quien pueda! y me largo a casa a preparar el equipaje. Le cuento a mi madre que vamos a pasar el fin de semana en casa de la Asun, fin de semana tranquilo de chicas para hacer un trabajo sobre Taxidermia que la profesora Cara Sapo nos ha mandado. No sé qué demonios es la taxidermia, pero tampoco mi madre, así que ¡No preguntes! Está claro que a mi madre no le hace mucha gracia que pase otro fin de semana fuera de casa (aunque cuando llego a casa a las tantas de la mañana todo pedo tampoco se lleva un alegrón, ja, ja) y menos en casa de la Asun, que no le cae nada bien. ¡Cómo le va a caer bien si la Asun es un tía legal y ella es el muermo hecho carne, una vieja amargada desde que mi padre nos dejó! Pero bien sabe que si se niega le voy a montar un pollo de tres pares de narices, los gritos se van a escuchar hasta en el campanario y al final me voy a largar igual. Ya lo hice con catorce años, así que ¡No provoques! Mientras preparo la mochila se dedica su deporte favorito: Darme la brasa. Me dice que por qué no me quedo en casa ¿Quedarme en casa? ¡Con el planazo que nos hemos montado! Tú, chocheas, vieja, me dan ganas de decirle, pero mejor no le digo nada y acabo antes. Termino de meter lo mejor de la basura que tengo por culpa de Doña Mala Leche y me largo dejándola cabreada. ¡Ya se le pasará, tiene todo un fin de semana por delante! Nos vemos en la puerta del chino, nuestro sitio habitual de quedada. Al ratito aparece el Jonas en su Seat León. Nos montamos las tres y nos largamos a su pueblo, a ver la que nos han organizado. Cuando llegamos vamos directamente al local, un bajo del tío de un amigo suyo. Han montado una barra con un grifo para cerveza y otro para tinto de verano, las estanterías bien surtidas de bebidas alcohólicas y hasta una mini pista de baile. Me parece que vamos a pasarlo muyyyy bien. El Jonas nos ha prometido que pondrán esos ritmos latinos que tanto nos gustan: Maluma, Plan B, Nicky Jam,… Después nos vamos a casa del Jonas para cambiarnos, vamos a impresionar a los palurdos de este pueblo, que sepan lo que hay en el nuestro. Yo me pongo un vestido de punto rojo con un superescote y minifalda, que no veas como me queda, y por supuesto mis aros que no falten. Ahora que la Jessi no se ha quedado atrás, con su minifalda y su minitop me va a hacer una buena competencia. La Sonia para no desentonar se pone un vestido negro ajustado que marca todo su trasero. La jodía tiene un trasero espectacular, no es muy guapa pero con ese trasero se lleva a todos los tíos de calle, la muy… Al menos seguro que habrá un montón de chicos guapos que se pelearán por ligar con nosotros así que ¡Buena caza, amigas!. Entra el Jonas y empieza a devorarnos con los ojos, sin saber en quién fijarse más. - Guau, ¡Vaya pibonazos!. - ¿Qué pasa Jonas, aquí no teneis chicas? – le pregunta mimosa la Jessi. - Claro, pero ya las tenemos muy vistas. - ¿Te gusta lo que ves?, pues ponte a la cola guapo – le reta la Sonia. - Bueno, por lo menos espero estar en un puesto alto de la cola, que para eso os he invitado – replica divertido el Jonas. - Depende de la competencia, rico, no te vayas a creer que te debemos nada – le advierto yo. - Bueno, algún detallito tendremos contigo – le promete la Sonia. Cortamos la conversación y nos largamos al local, ya desde un par de calles antes se escucha la música. Uauuu, ¿Es eso “Candy” de Plan B? ¡Perfecto, esta va a ser nuestra noche!!!. Por supuesto que, entrar nosotras y todos los chicos se vuelven para mirarnos. ¡Objetivo cumplido! ¡Han llegado las reinas de la fiesta!. Nos dirigimos a la barra y nos pedimos Jack Daniels con cola. - Sí que empezáis fuerte, chicas – nos dice el barman, un chulazo de ojos claros. ¡Éste me lo pido yo! pienso inmediatamente. - ¿Y tú, como de fuerte eres…? – le pregunto directamente sin poder dejar de sonreírle mientras me bebo sus ojos con mi mirada. - Sergio, me llamo Sergio. - Pues eso, Sergio ¿Tú cómo de fuerte eres?. - Bastante fuertecillo, aunque eso me parece que ya lo has advertido. No sé si podrías seguir mi ritmo. - Todo es cuestión de intentarlo, que a mí me gustan las aventuras. Tengo alma de exploradora. Sergio se ríe ante mi ocurrencia y nos pone nuestras copas. - A estas invito yo – nos dice mientras me sonríe con la mirada. Como alguien muy sabio dijo “Las ocasiones son para aprovecharlas”, así que me quedó pegada a la barra hablando con Sergio, no vaya a venir alguna lagartona y me lo rapte. Arrrr, saco mis uñas de leona. Mientras la Jenni, la Sonia y el Jonas salen a la pista a darlo todo. Y ellas para exhibirse, para qué vamos a engañarnos. Va pasando la noche, Sergio me ha invitado a tres o cuatro copas, que es otra ventaja de los barmans buenorros. No he bailado en toda la noche ¡Con lo que yo soy!, pero de aquí no me mueven ni con agua caliente. Le he estado siguiendo el rollo o él me lo ha estado siguiendo a mí, vete a saber. Veo como mis dos amigas ya han “fichado” sus presas, así que no paran de bailar, beber y reír en toda la noche. ¡Esto es la vida, y aquí estamos para vivirla! ¡Qué viva la vida, que viva la noche!. Después de unas horas la cosa se va calmando, las parejitas escapan donde estar más tranquilos y entonces Sergio me pregunta: - Esto parece que ya se acaba, yo cierro la caja y me voy ahí atrás a respirar un poco de aire ¿Te apetece venir o prefieres quedarte?. Busco con la mirada a la Jessi y a la Sonia y veo que están aprovechando bien la noche. La Sonia está con el Jonas y la Jessi con un tío guapetón que hace rato se acercó a presentarme pero del que no recuerdo su nombre. - Claro, llevo toda la noche contigo y crees que ahora te voy a dejar escapar – confieso riendo picaronamente. Así que salimos al patio trasero. Hace una buena noche de Mayo, ya se ha ido el frío y todavía no ha entrado el bochorno. Perfecta para ver las estrellas… y fumarnos un porro. Sergio enciende uno, le da una calada y me lo pasa. Le doy yo también una calada y se lo paso, así hasta que lo acabamos. ¡Qué a gustito estoy!, y más cuando se gira, me clava la mirada y acerca sus labios a los míos. Empezamos a enrollarnos. Un buen final para una buena noche…. De pronto salen gritos del local y aparece la Jessi por la puerta gritando como una histérica: - ¡Loren, Loren, la Sonia se ha desvanecido y no responde a nada!. - ¡Pero qué dices, tía! – le digo entre alarmada y asustada. - Que sí tía, que decía que estaba muy mareada, se ha levantado para ir a potar y de pronto se ha caído y ahí está, como ¡Muerta!. Entramos corriendo en el bajo y nos dirigimos a un grupo de chicos y chicas agachados sobre nuestra amiga tendida en el suelo. El Jonas está sacudiéndola por los hombros llamándola por su nombre. Sergio le echa agua por encima, le da un par de bofetones, la llama por su nombre, pero nada, no hay nada que la despierte. ¿Y si estuviera…? ¡No, por Dios, que acabe ya esta pesadilla! ¡Quiero despertarme, pero YAAA!. Sergio saca su móvil y llama a emergencias. Son diez minutos angustiosísimos, los más largos de mi vida, nada de lo que hacemos con la Sonia sirve para nada. Nada. Por fin llega la ambulancia y el personal sanitario la monta en una camilla, la introduce en el vehículo y salen disparados. Es un coma etílico, nos han dicho. Nos montamos en el Seat León para ir al hospital de la comarca adónde se han llevado a la Sonia. Esta amaneciendo, se ha acabado la Noche, se ha acabado la Fiesta. Ahora sólo puedo pensar en que la Sonia se ponga bien. Bueno, en eso y en la que nos espera cuando lleguemos a casa.